martes, 6 de febrero de 2018

TODO EL DINERO DEL MUNDO: LOS HIJOS DE PUTA TAMBIÉN PIERDEN

Todo el dinero del mundo. Director: Ridley Scott. Protagonistas: Michelle Williams (Gail Harris), Christopher Plummer (J. Paul Getty), Mark Wahlberg (Fletcher Chase), Romain Duris (Cinquanta), Timothy Hutton (Oswald Hinge) y Charlie Plummer (John Paul Getty III), entre otros. Guión: David Scarpa, basado en el libro Painfully Rich: The Outrageous Fortunes and Misfortunes of the Heirs of J. Paul Getty, de John Pearson. Imperative Entertainment / Panorama Films / RedRum Films / Scott Free Productions / TriStar Productions. EE.UU., 2017. Estreno en la Argentina: 8 de febrero de 2018. 

1973. John Paul Getty III es secuestrado en Roma por un grupo semi-organizado de criminales. La idea es sencilla. Pedir 17 millones de dólares de rescate por la liberación del joven. Una faena rápida, prolija y eficiente, se suponía, ya que el abuelo del chico era, nada más y nada menos, que J. Paul Getty, no sólo el hombre más rico del mundo sino el hombre más rico en la historia del mundo. Quién iba a decir que el viejo era un reverendo hijo de mil putas, capaz de priorizar una moneda por sobre la supervivencia de la sangre de su sangre. 


2017. Ridley Scott pone fin al rodaje de Todo el dinero del mundo (All the Money in the World), biopic con condimentos de thriller político sobre los lazos económico-familiares de los Getty, durante las aciagas jornadas del mediatizado secuestro de JPG III en Roma. Una faena contundente, sofisticada y muy estilizada, gran ejemplo del cine clásico, fuertemente apoyado en la labor interpretativa de un afiatado elenco. Liderado, nada más y nada menos, que por Kevin Spacey, no sólo el protagonista de House of Cards sino uno de los mejores actores de su generación, atravesando el mejor momento de su carrera. Quien iba a decir que Spacey era un reverendo hijo de mil putas, acosador sexual de jóvenes actores y técnicos de la industria cinematográfica. 


1973. La respuesta de J. Paul Getty fue rápida y drástica. No hay un peso para el rescate porque, si afloja, le van a empezar a secuestrar nietos por el mundo entero. Además, esta situación le permite tramitar con su odiada ex-nuera, Gail Harris (la madre de JPG III), todas las situaciones familiares irresueltas que vienen arrastrando. En el medio, Fletcher Chase, un ex–agente de la CIA encargado de la seguridad del magnate petrolero, puesto por el propio Getty para negociar con los secuestradores un precio acorde a sus intereses y deducible de impuestos. 


2017. La respuesta de Scott, los actores, los técnicos y los productores, fue rápida y drástica. Sacar a Spacey de la película, aunque eso implicara volver a filmar todas sus escenas, reagrupando equipos, revisitando locaciones y reinvirtiendo tiempos y dineros. En un santiamén, aparentemente, Christopher Plummer se aprendió el papel y le puso cuerpo y oficio a la empresa. Si piensan que la fluidez narrativa quedó resentida, que la continuidad dramática va avanzando a los saltos, están equivocados. Todo el dinero del mundo no es ningún monstruo de Frankenstein. Las costuras no se notan, los parches no se ven. Parece haber sido hecha así, de entrada, de un tirón. 


El resultado final, dentro y fuera de la pantalla, es una historia dura, intransigente, que toma posición ética sobre las coyunturas que la atraviesan y la definen. Se podrá tener todo el dinero del mundo, incluso todo el prestigio del mundo. Pero la integridad no siempre es un material susceptible de compraventa. A veces, incluso en este mundo, los hijos de puta también pierden. 
Fernando Ariel García

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