jueves, 7 de enero de 2016

SNOOPY & CHARLIE BROWN: ENGAÑOSAMENTE FIEL AL ORIGINAL

Snoopy & Charlie Brown. Peanuts - La Película. Director: Steve Martino. Protagonistas (versión en inglés): Noah Schnapp (Charlie Brown), Bill Melendez (Snoopy, Woodstock), Hadley Belle Miller (Lucy van Pelt), Francesca Capaldi (La pequeña niña pelirroja, Frieda) Kristin Chenoweth (Fifi), Mariel Sheets (Sally Brown), Alexander Garfin (Linus van Pelt), Marelick “Mar Mar” Walker (Franklin), Noah Johnston (Schroeder), A.J. Tecce (Pig-Pen), Venus Schultheis (Peppermint Patty), Rebecca Bloom (Marcie), William Alex Wunsch (Shermy), Madisyn Shipman (Violet), Anastasia Bredikhina (Patty), entre otros. Guión: Bryan Schulz, Craig Schulz, Cornelius Uliano, basado en personajes y situaciones de la tira Peanuts, de Charles M. Schulz. Blue Sky Studios /20th Century Fox Animation. EE.UU., 2015 

Empecemos por el aspecto formal, que es lo primero que nos entra por los ojos. El máximo reto afrontado por Snoopy & Charlie Brown. Peanuts - La Película (The Peanuts Movie), empardar la identidad gráfica de la tira original de Charles M. Schulz con el canon estético hiperrealista de la animación industrial contemporánea, aparece resuelto con holgura, plasticidad y belleza por Steve Martino, director de La era del hielo 4 y Horton, entre otros tanques de Hollywood. La clave, se me hace, pasa por haber logrado una imaginería visual que incorpora algunos elementos básicos del lenguaje historietístico, dentro de un andamiaje narrativo que balancea el estático plano medio explotado por Schulz con el montaje inquieto de una cámara siempre en movimiento. Puesto en sencillo, lo más expresivo del 2D con lo más espectacular del 3D.


Sobre este paño de actualización tecnológica, van encajando las recurrencias clásicas e ineludibles de una galería de personajes que tiene material de sobra para sostener su condición de icono cultural globalizado. Las siempre fallidas intentonas de Charlie Brown por remontar su barrilete, el puesto de psiquiatría al paso de Lucy, la mantita de Linus, los dedos de Schroeder haciendo brotar al mejor Beethoven de su pianito de juguete; y las peleas aéreas de Snoopy con el Barón Rojo, antes de sentarse a teclear en su máquina de escribir la primera frase de su inconclusa novela: “Era una noche oscura y tormentosa”, entre muchas otras. 


Signos de apego a la tradición histórica que también pueden encontrarse en la utilización de los elementos de confort y de la vida cotidiana típicos de la era analógica, ese mundo real en que se movió Schulz y en que Schulz hizo mover a sus personajes durante los cincuenta años que le dedicó al cómic. En el recupero de viejas grabaciones vocales de Bill Melendez (1916-2008), histórico encargado de personificar a Snoopy y al pajarito Woodstock en cuanta película y/o especial televisivo protagonizara la pandilla de Peanuts entre 1969 y 2006. Y en la convocatoria de Kristin Chenoweth, ganadora de un Premio Tony por su papel de Sally Brown en la puesta de Broadway del musical You're a Good Man, Charlie Brown en 1999, murmurando aquí los flirteos de Fifi, la caniche que encenderá el corazón de Snoopy.


Y si bien (para mí) la lógica del universo Peanuts funciona por condensación, por su capacidad para concentrar efectos similares mediante mecánicas de reproducción de un repertorio específico de muy pocos comportamientos puntuales (casi elevados a la categoría de ritos conductuales), acepto que en el argumento de una aventura de largo aliento como la que plantea esta película, la anécdota de rápido remate ceda su lugar a una sucesión de gags (más o menos exigentes, más o menos exitosos), entramados en un discurso que busca escapar de la repetición. 


Todo esto logra que el resultado final de Snoopy & Charlie Brown. Peanuts - La Película, aparezca engañosamente fiel a la historieta original. Porque más allá del respeto epidérmico, el filme vulnera brutalmente los contenidos conceptuales que definen al cómic. Edulcorando una visión bastante trágica de la vida, priorizando un enfoque optimista sobre personajes y situaciones, cambiando la dulce melancolía por la comedia física con intenciones risueñas, Martino (y los guionistas, entre los que se cuentan el hijo y el nieto de Charles M. Schulz) renuncian al retrato de ese universo minimalista regido por la frustración, que también era una lectura de la situación sociopolítica de la clase media en un hábitat determinado, aunque extrapolable a otras latitudes.


El Charlie Brown que yo aprendí a respetar es más (mucho más) que un chico tímido, miedoso e inseguro; es una persona carcomida por la ansiedad, un perdedor gris, monótono, alienado por esa soledad existencial que genera y alimenta la imposición social del deber ser exitoso en algo, para poder ser alguien en esta vida. El Peanuts que a mí me interesa no es el de esta película. Es el de las tiras de Schulz, que sabe resolver de manera simple, llana y sencilla, la compleja tensión existente entre la complejidad del mundo interior y la complejidad del mundo exterior. Lo contrario de lo que propone Snoopy & Charlie Brown. Peanuts - La Película, pensada y ejecutada para reinstalar a estos chicos en los consumos culturales de los chicos, generando más merchandising y menos obra.
Tendría que haberme ido del cine tras la primera intervención de Schroeder. La culpa es toda mía. 
Fernando Ariel García

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