viernes, 20 de febrero de 2015

TINKER BELL Y LA BESTIA DE NUNCA JAMÁS: LAS APARIENCIAS ENGAÑAN

Tinker Bell y la Bestia de Nunca Jamás. Director: Steve Loter. Protagonistas (versión original): Mae Whitman (Tinker Bell), Ginnifer Goodwin (Fawn), Rosario Dawson (Nyx), Lucy Liu (Silvermist), Raven-Symoné (Iridessa), Megan Hilty (Rosetta), Pamela Adlon (Vidia) y Anjelica Huston (Reina Clarion), entre otros. Protagonistas (versión traducida): Chrystine Bird (Tinker Bell), Karla Falcón (Fawn), Verónica López Treviño (Nyx), Mireya Mendoza (Silvermist), Leyla Rangel (Iridessa), Romina Marroquín Payró (Rosetta), Carla Medina (Vidia) y Gabriela Michel (Reina Clarion), entre otros. Guionistas: Steve Loter, Tom Rogers, Robert Schooley, Mark McCorkle, Kate Kondell, basado en personajes y situaciones creados por J.M. Barrie. Disney. EE.UU., 2014. 

Tercera película de Campanita que estrenan desde que abrí este blog. Y tercera película de Campanita que voy a ver al cine con mi hija desde que abrí este blog. Y no sólo una vez, sino dos, porque mi hija quiso invitar a dos amiguitas distintas, en dos días distintos. Y nosotros, padres condecendientes al mango, no supimos ni quisimos llevarle la contra. Así que decidí enfrentar Tinker Bell y la Bestia de Nunca Jamás (Tinker Bell and The Legend of the NeverBeast, 2014) con la mayor capacidad zen que pudiera caber en mi amorosa resignación. 


Estrenada en cine a fines del año pasado en Inglatera y a punto de ser editada en DVD en los EE.UU. (donde sale a la venta en marzo), Tinker Bell y la Bestia de Nunca Jamás se despega de las anteriores entregas de la serie al dar un bienvenido y necesario volantazo a la reiterativa saga de las haditas escindidas de Peter Pan (El secreto de las hadas y Hadas y Piratas). No se escapa del básico y altamente previsible entretenimiento infantil, pero apela a herramientas discursivas que la Tierra de Nunca Jamás parecía tenerles reservadas al género masculino, principalmente la aventura, el suspenso y una dosis de terror. 


Con Campanita relegada a un espacio periférico de la trama, el peso del relato cae en las alitas de Fawn, hada de los animales; Nyx, la líder de un equipo de militarizadas hadas ninja; y la Bestia del título, que disparará el dilema ético del filme, el de dejarse (o no) llevar por las apariencias. Y con un nervio narrativo cercano al del género superheroico y la ciencia-ficción apocalíptica, propone (y expone) la posibilidad de que las hadas decidan por sí mismas, aprendan por sí mismas y hasta se equivoquen por sí mismas. Que no deja de ser una eficiente metáfora del crecimiento, apelando a la mediación entre el corazón y el cerebro, el sentimiento y el pensamiento, la intuición y la razón. 


Las apariencias engañan; y las creencias instaladas lo llevan a uno a ejercer el malicioso prejuicio. De eso trata la historia escrita y dirigida por Steve Loter; y esa es la enseñanza que me llevo de la sala atiborrada de chicas eufóricas. Incluso después del final, sensiblemente atípico para cualquier producción Disney, sobre todo en lo concerniente a las formas de tramitar emocionalmente las pérdidas. La Tierra de Nunca Jamás podrá seguir siendo el último reservorio de inocencia, pero ahora ganó un toque de oscuridad que le da otro brillo al iridiscente polvo de hadas. 
Fernando Ariel García

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